lunes, 1 de febrero de 2010

Márgenes

Igual que los arcenes de la carretera, cuya máxima función es la de recoger los retazos, recuerdos y desperdicios de los viajeros extraviados por los caminos de asfalto.

Similar a los cuartos oscuros, envejecidos por las labores del tiempo, olvidados por la actividad del hombre. Almacén para retratos en papel, camas separadas, libros abandonados y faltos de atención y disfrute.

Intenta ubicarte y amoldarte en cualquier rincón apropiado para alcanzar la capacidad de asimilarse con todo aquello que siempre se promete recoger, ordenar, visitar, observar o renovar nuevamente. Obtendrás la increiblemente desprestigiada capacidad de mantenerte al margen de todo aquello que conforma la inevitable esfera que siempre se ocupa dentro de un entorno.

O bien puedes tomar un giro completo, verlo desde la parte más alta de la habitación, en lugar de situarse en el plano de las leyes de la gravedad, que hacen de unión entre la superficie y tu contacto principal con el terreno. Tomar la palabra márgen como el espacio dominado por el color blanco, y cuyo único dueño es la indiferencia y la inexistencia de rasgos anteriores a tu presencia.

Siempre que sea necesario, deja la lejanía para los barcos en el horizonte, utiliza la distancia para separar brevemente las palabras, expresa la pasividad como la actitud de centrarse en lo importante en vez de distraerse con lo sugerente.

En lugar de mantenerte al márgen, escribe sobre ellos. Las palabras tomarán un mayor número y contarlas resultará más complicado para todos aquellos ingenuos que se dedican a ello en lugar de leerlas. Ellos deberían ser los habitantes y ocupantes de las estancias opresoras y las cuevas ancestrales. El cielo debería estar considerado el premio para los que logran distinguir y elegir la diferencia entre aprovechar y desprestigiar. Y las nubes, el premio de consolación reservado amable y dignamente para los que se hallan en proceso de aprendizaje, y que no se conforman con cualquier espacio en blanco, sino que directamente, toman su vida como cuaderno. Quizás hubiera de blanquear ligeramente la tonalidad de mis hojas, el color gris no es aceptado dentro del color blanco, característico del tapiz artístico.

Por hoy, me han otorgado secretamente una nube con mi nombre grabado. Espero que no sea nube tormentosa ni lluviosa, estoy orgulloso de ella.

1 comentarios:

Rojoven dijo...

Al igual que "líneas" me dejó pensando

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